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¿Es posible reinventar la educación?




Por Héctor González Jordán


“En la educación, como en la vida, el conocimiento que más recordamos es el que evoca nuestras emociones”, nos recuerda Gillian Judson en su ensayo ‘En el aprendizaje, las emociones también son importantes’. Quizá, en principio la afirmación te resulte temeraria e incluso te haga dudar. Nada extraño si entendemos que vivimos una época donde la técnica y la mecanización son valores más que necesarios para actividades tan cotidianas como prender el dispositivo dónde estás leyendo esta reseña.


Vamos al punto. Si tomamos en cuenta que las cosas en las que más pensamos, son aquellas que más nos importan, veremos que la balanza se inclina mediante un tabulador emocional (preocupación, alegría, deseo, rabia). La propuesta de la profesora de la Facultad de Educación de la Universidad Simon Fraser en Canadá, es asumir el carácter universal de la significación emocional y vincularlo a los sistemas pedagógicos. “Dejar que sientan algo por las materias que están aprendiendo es, en cierto modo, el tipo de conexión más grande que podemos esperar”. En el mismo ensayo una de las directoras del CIRCE (The Center for Imagination in research, culture and Education), sostiene que la significación emocional es la “gran autopista de la imaginación”, una carretera a través de la cual puede circular cualquier tema sujeto de conocimiento o estudio.


Una vez con las coordenadas sobre la mesa, el libro Educación Imaginativa. Una aproximación a Kieran Egan (Editorial Morata), toma sentido.


Kieran Egan, además de formar parte de la Academia Nacional de Educación de Estados Unidos, es quien ha desarrollado la teoría de Educación Imaginativa, que propone en lo particular, la inclusión de la imaginación y las emociones como ejes centrales del proceso enseñanza-aprendizaje. El académico e investigador, se presenta a los lectores mexicanos mediante una certera entrevista con Adriana Grimaldo, escritora, instructora en Creatividad y Educación Imaginativa y también miembro del CIRCE (The Center for Imagination in research, culture and Education).


En la plática, Egan pone los puntos sobre las “íes”: “Educación Imaginativa es una forma de pensamiento acerca de la educación y acerca de la práctica educativa, que se enfoca a involucrar las emociones y la imaginación de los estudiantes en los contenidos de los planes de estudio”.


La propuesta supone más que un cambio de chip, un reconocimiento de la relación de nuestra parte afectiva con el funcionamiento de nuestro cerebro. Egan nos habla de herramientas con las que convivimos a diario: oralidad, alfabetización, conocimiento; herramientas que podrían brindar mejores resultados si las articulamos con nuestras emociones, algo que por cierto todos tenemos, ¿no?


No es gratuito, que en el capítulo siguiente, el escritor Pablo Boullosa plantee la pregunta “¿Para qué nos educamos?” Es probable que apenas termines de leer el cuestionamiento ya estés formulando tu respuesta. Es probable también, que si se la haces a alguien más, te diga otra cosa e incluso se interponga con la tuya. Es decir, no hay demasiada claridad acerca de la razón por la cual solemos ir a la escuela.


A partir de los argumentos de Egan, Boullosa nos dice que la “educación debe intentar que los estudiantes desarrollen al máximo las cinco fases de la imaginación, propuestas en la Teoría de la educación imaginativa (...). Se trata de una perspectiva distinta, que nace de una aguda valoración de la historia cultural de Occidente”.


En resumen, de lo que se trata es de expandir nuestro horizonte. Y la hoja de ruta en este sentido, la traza Soledad Acuña, directora de la Maestría en Creatividad e Innovación Pedagógica de la Universidad Finis Terrae de Santiago de Chile, y quien en el capítulo “Tipos de comprensión: El corazón de la Educación Imaginativa”, hace un recorrido casi quirúrgico por las categorías de la tesis. Nos lleva por los tipos de comprensión y explica sus implicaciones.


Si hasta ahora nunca habías oído o leído acerca de Educación Imaginativa; o de la teoría de Kieran Egan, este libro no solo es una estupenda introducción; puede ser, si lo lees con atención, la puerta de entrada a una nueva forma de entender la pedagogía y por qué no decirlo, de una nueva forma de relacionarte con tu entorno.


*Adriana Grimaldo, Gillian Judson, Pablo Boullosa, Soledad Acuña. Educación imaginativa. Una aproximación a Kieran Egan. Ediciones Morata. 119 pp.



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